por Miguel Mier
“No hay tiempo, tan breve es la vida para dimes y diretes, disculpas, resentimientos y rendiciones de cuentas. Sólo hay tiempo para amar y tenemos poco tiempo hasta para eso.” Mark Twain.
¿Qué es lo que nos hace ser felices? ¿Qué es lo que nos mantiene sanos? ¿Qué es lo que nos hará llegar a una vida adulta de manera plena?
Robert Waldinger es Doctorado en Psiquiatría por la Escuela de Medicina de Harvard, Psicoanalista, sacerdote Zen y dirige la Escuela de Desarrollo de Adultos de la misma Universidad de Harvard. Waldinger dirige uno de los estudios más particulares que existen en la historia de la investigación académica en el mundo. El estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard consiste en un proyecto único que ha mantenido su línea de investigación por 75 años, por lo tanto sus resultados son bien fundamentados. Normalmente las investigaciones sociales no pasan de los 10 años de información (por diversas razones); la de Harvard ha logrado analizar al menos 3 generaciones consecutivas. El estudio empieza con 724 sujetos de análisis en 1938, de los cuales aún viven 60 y se han incorporado al proyecto las esposas, hijos, nietos y bisnietos de las personas originales. El propósito del estudio es analizar aquellos factores que llevan al ser humano a vivir una vida sana, plena y sobretodo feliz. En diciembre de 2015 Robert Waldinger expuso los resultados de estos 75 años de investigación académica.
Desde su origen (antes de la segunda guerra mundial) el estudio fue diseñado para analizar dos grupos objetivo: Uno eran estudiantes de carrera de Harvard y otro eran muchachos de familias humildes de los suburbios de Boston. Las conclusiones del estudio aplican igual para los muchachos ricos de Harvard y para los adolescentes de niveles de educación baja de Massachusetts. Aplican para los Baby Boomers del siglo pasado y para la Generación Z de hoy.
Cuando Waldinger le pregunta hoy a sus estudiantes millennials lo que esperan lograr en la vida para ser felices el 80% le responde dinero y el 50% le responde fama. El estudio de Harvard concluye que ni el dinero ni la fama dan una vida sana, plena y mucho menos feliz.
Si lo que muchos esperan (el dinero y la fama) no son factores que llevan a una vida feliz entonces la pregunta del siglo es: ¿Cuál es la clave de la felicidad? Y la respuesta es muy simple: tener relaciones humanas saludables y constructivas.
De acuerdo a éste estudio la soledad es la condición que en el tiempo provoca la mayor cantidad de enfermedades físicas y psicológicas. Es importante aclarar que se puede estar solo aún rodeado de amigos y se puede estar solo en un matrimonio (o familia) disfuncional. De hecho Waldinger aclara que en su estudio las personas que decidieron permanecer en matrimonios conflictivos y poco afectivos mostraron efectos dañinos aún peores que el de la soledad. Tener muchos amigos (y en el mundo de hoy muchos en Facebook) no califica para tener relaciones humanas saludables y constructivas.
Las personas que vivieron más años, con salud, más felices no eran aquellas personas que tenían mejores niveles de alimentación, ni las que hacían más ejercicio, ni las que trabajaron más duro, ni las que tenían más fama o fortuna. Las personas que mostraron las vidas más plenas, saludables y felices son aquellas que dedicaron muchos años de su vida y mucho esfuerzo a construir relaciones profundas, de confianza a prueba de crisis, relaciones positivas, de amor, de respeto y de crecimiento personal. Es estudio habla mucho de las parejas por que la pareja es fundamental para construir estas relaciones funcionales. Muchas parejas felices mostraban conflictos y fricciones, pero lo que hacía a las parejas sólidas en el largo plazo, era el sentido de pertenencia empatía y apoyo en los momentos de crisis. Las personas que encontraron y construyeron relaciones de pareja, de familia y de amigos capaces de superar los grandes retos de la vida son las personas que vivieron las vidas más felices.
Si la respuesta a un estudio tan profundo y de tanto tiempo parece tan obvia ¿por qué no es posible ver a todo el mundo en esa situación de felicidad y salud? Porque no es fácil desarrollar relaciones humanas saludables y constructivas. Implica tiempo, implica esfuerzo, implica trabajo, implica inteligencia, implica tener grandes virtudes humanas como la generosidad, el perdón, la paciencia y el amor.
En las primeras semanas del año todos hacemos grandes propósitos para vivir un año mejor y a la postre una vida mejor. Muchas personas buscan hacer ejercicio, bajar de peso, ahorrar más, trabajar más, estudiar más. Todos son muy buenos propósitos y ojalá que todos logremos hacer más ejercicio, comer mejor, ahorrar más y aprender más. Pero si realmente queremos construir una vida feliz en el largo plazo nos tenemos que enfocar en nuestras relaciones personales. Si queremos tener una relación de pareja para la vejez la tenemos que buscar, cuidar y nutrir hoy y todos los días. Si buscamos tener familias unidas tenemos que dedicar el tiempo y la atención para crear esos lazos a prueba de crisis. Si queremos tener un grupo de amigos positivo que nos ayuden a sortear los retos de la vida los tenemos que fomentar constantemente y no dejarlos para los momentos de crisis. Un gran consejo para el 2016 es menos tiempo de pantalla (en el formato que sea) y más tiempo cara a cara.
Ojalá que hayan aprovechado estas fiestas para pasar tiempo de calidad y construir relaciones de largo plazo con sus parejas, familia y amigos; si no hagan planes durante el año. Espero que el 2016 llegue a sus vidas con salud y que se cumplan todos sus deseos. Espero que la sencilla lección que se desprende de 75 años de estudio en una de las Universidades más prestigiadas del mundo nos ayude a pensar si estamos construyendo las relaciones de largo plazo que nos harán vivir vidas más saludables y felices. Si no lo estamos haciendo estamos a tiempo de cambiar nuestros propósitos por aquellos que serán un regalo de vida: desarrollar relaciones humanas más saludables y constructivas.
¡Feliz 2016!
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