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Cuándo medir las inteligencias múltiples

Howard Gardner, autor de la Teoría de las Inteligencias Múltiples afirma que no es necesario medir las inteligencias múltiples de los niños a menos que haya un problema de aprendizaje. Estamos habituados a cuantificar la inteligencia en un número IQ. Muchos padres y madres desean medir las inteligencias múltiples con las que nace su hijo. Howard Gardner no es […]

Autor: UNOi

Fecha: 15 de abril de 2016

Howard Gardner, autor de la Teoría de las Inteligencias Múltiples afirma que no es necesario medir las inteligencias múltiples de los niños a menos que haya un problema de aprendizaje.

Estamos habituados a cuantificar la inteligencia en un número IQ. Muchos padres y madres desean medir las inteligencias múltiples con las que nace su hijo. Howard Gardner no es partidario de ello. Si el niño está feliz y tiene intereses personales, hobbies y amigos, lo mejor es dejarle tranquilo. En la mayoría de casos los padres ni siquiera han pensado el propósito del test ni si los resultados les harían variar de algún modo la educación que reciben sus hijos.

Adicionalmente el tipo de test que se utiliza frecuentemente para evaluar la inteligencia son los tests de respuesta múltiple o respuestas cortas, a veces con lápiz y papel o con una computadora, pero que por su naturaleza únicamente miden un tipo de inteligencia. Como consecuencia, sólo los niños con una buena inteligencia lingüística y lógica, harán un buen test.

Si se desea evaluar las inteligencias múltiples en un niño es importante crear entornos de evaluación en donde los niños tengan que usar una inteligencia en concreto y observar su comportamiento. Podríamos evaluar por ejemplo:

  • Inteligencia espacial: Crear un espacio en donde los niños tengan que montar y desmontar objetos conocidos.
  • Inteligencia musical: Presentarles instrumentos para ver si son capaces de crear o reproducir melodías que hayan escuchado.
  • Inteligencia lingüística: Observar la expresión oral proponiendo recitar poemas, aprender vocabulario nuevo o introducir un idioma extranjero.
  • Inteligencia corporal: Practicar diferentes actividades físicas desde la gimnasia, el fútbol, el tenis hasta pruebas de atletismo, equilibrio y fuerza.
  • Inteligencia naturalista: Identificar o enumerar diferentes elementos de las plantas, animales o personas de su entorno, ya sea a simple vista o con una lupa.
  • Inteligencia lógico-matemática: Jugar a juegos de ajedrez o laberintos.
  • Inteligencia interpersonal e intrapersonal: Proponer una actividad de equipo en donde los niños tengan que relacionarse entre ellos, tomar la iniciativa y consensuar decisiones. La dinámica de grupo identifica a niños con capacidades de liderazgo, de escucha, de conciliación o de empatía con las dificultades de los demás, así como las capacidades individuales para superar la presión, el error o el fracaso.

Howard Gardner subraya que el conocimiento de aquellas inteligencias predominantes y aquellas débiles en un niño es sólo importante cuando hay algún tipo de problema. En ese caso necesitas saber la naturaleza del problema y averiguar si la actividad planteada o el entorno le crea un problema por su falta de aptitud en una inteligencia concreta. En estos casos el profesor se enfrenta al reto de ofrecerle la oportunidad de aprender de forma diferente con una actividad más adecuada a sus habilidades.

Los profesores han de atraer con sus actividades a una amplia gama de inteligencias. Algunos estudiantes aprenden de forma visual, otros prefieren experiencias más táctiles, otros necesitan oír la información presentada de forma oral. Todos los educadores deben asumir que en cada clase existe una diversidad cognitiva y han de presentar la información de forma variada.

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Con información de totemguard.com