Cuestión de principios - UNOi Internacional
Necesito ayuda
Quiero más información

Cuestión de principios

Por Dionisia Pappatheodorou “El buen juez no ha de torcer las leyes a su condición, sino torcer su condición conforme a las leyes” Fray Antonio de Guevara En nuestra vida, y más claramente en educación todo se reduce a principios. Hay siempre ciertos principios que seguir a la hora de tomar decisiones, y más aún […]

Autor: UNOi

Fecha: 3 de julio de 2014

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

Por Dionisia Pappatheodorou

“El buen juez no ha de torcer las leyes a su condición,
sino torcer su condición conforme a las leyes”
Fray Antonio de Guevara

En nuestra vida, y más claramente en educación todo se reduce a principios. Hay siempre ciertos principios que seguir a la hora de tomar decisiones, y más aún cuanto más trascendentales sean para nuestra vida. La trascendencia tiene que ver con el impacto, con su capacidad para alterar el curso de nuestras vidas. Hay decisiones poco trascendentales y otras de muchísimo alcance, depende, en cualquier caso, de en qué medida y de qué manera modifican nuestra existencia.

En el caso de los principios, me refiero a criterios o filtros por los cuales vale la pena pasar hechos y decisiones. Son nuestras herramientas fundamentales, y conscientes o no, se encuentran siempre detrás de lo que decidimos. Podemos hablar de nuestros paradigmas y valores personales, como también de principios. Hay algunos muy generales, como la ética, la ecología o sustentabilidad, por ejemplo. ¿Esto que hago o decido será constructivo o destructivo para mí y para quienes me rodean?¿Es sustentable o me permitirá solamente sacar provecho inmediato, sin considerar siquiera el futuro?

Partir de principios implica hacer conciencia sobre la ineludible relación que existe entre causas y consecuencias. Esta es una ley natural, pero debido a que las consecuencias de lo que decimos y hacemos -o dejamos de hacer- no siempre se encuentran cercanos en el tiempo, los perdemos de vista. Lo mismo sucede cuando estamos inmersos en una situación, lo cual hace menos probable que percibamos y relacionemos causas y efectos. Lo común es que sigamos patrones previamente establecidos, y nos acostumbremos a ver el mundo desde una misma óptica. La realidad es que nos damos poca oportunidad de producir una visión diferente, y/o de actuar desde una posición novedosa que involucra incertidumbre. Otra dificultad común radica en el hecho de que nos centramos en síntomas, y poco nos ocupamos de llegar hasta sus orígenes, es decir a su causa inicial. Nos implica tiempo y energía que generalmente no estamos dispuestos a invertir.

La cuestión es que como adultos, tenemos el compromiso de mostrar el camino a los más jóvenes, y lo que estamos demostrando definitivamente se aleja cada vez más de lo que quisiéramos, y esto nos debilita y nos resta interés ante sus ojos. Los ejemplos abundan en nuestras vidas, y tristemente cada vez son más cercanos. El bullying es solo una pequeña, pero alarmante muestra de ello y de nuestra inminente necesidad de un giro radical a la manera que tenemos de ver y actuar. Hacer más de lo mismo, inevitablemente nos está cobrando factura a un costo sumamente elevado, pero lo peor es que esto seguirá creciendo en la misma medida de nuestras propias incapacidades.

A raíz de la red y la tecnología, estamos viviendo un cambio de ciclo, una transición radical hacia una nueva era, en la que la información y la comunicación marcan nuevas necesidades y con ello la exigencia de nuevas formas de responder. Nuestra mayor dificultad radica en nuestra imposibilidad para adaptarnos, y ya no digamos a la velocidad requerida. Nos está siendo sumamente difícil modificar patrones de comportamiento que ya no responden de la misma forma ante nuevas realidades, que además se modifican a velocidades mucho mas aceleradas que nuestro pasmosamente lento –si acaso existe- proceso de adaptación.

Nuestra reacción natural es miedo, pero no se trata de un miedo que alerta, sino de un miedo paralizante que resulta sumamente preocupante…señal inequívoca de que requerimos modificar radicalmente el enfoque. Esto sería un primer paso esencial y necesario para ubicarnos en una posición que nos permita distinguir un panorama distinto para poder accionar, con una mayor claridad, de manera innovadora.

Crisis es igual a cambio. Una crisis no es otra cosa que un aviso evidente de la necesidad de ajustes: lo que era y ha sido hasta este momento, no funciona más de la misma manera, eso es todo. No tiene un sentido o un valor definido en si misma, es decir, no es positiva ni negativa por naturaleza. Depende de nuestro juicio, y éste del enfoque desde el cual elegimos mirarla. Sobre esto tenemos cierto control. Si nos lo proponemos podemos elegir ver las cosas de manera positiva, y para ello podemos optar por un principio constructivo.

Sólo así, desde una postura basada en principios ético y constructivo, y empleando nuestros valores como lente para observar con atención lo que sucede, nos abrimos a la posibilidad de actuar con mayor confianza. Tendremos certeza de que nuestras elecciones nos acercarán a nuestras metas en lugar de alejarnos; y conseguiremos entonces reducir nuestros miedos ante situaciones cambiantes… o al menos obtener resultados benéficos al responder decididamente sobre bases sólidas.