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Día UNO

Van llegando uno a uno. Sí, UNO a UNO. Entran al aula, su nueva aula. Maestra nueva, algunas caras nuevas, muchas complicidades reencontrándos. Hay una energía muy peculiar el primer día de clases. Se esperan noticias, movimientos, momentos. ¡Que pasen cosas, pues! Es natural, a todos nos gusta que pasen cosas. Hay ruidos, tropiezos, urgencias […]

Autor: UNOi

Fecha: 21 de agosto de 2011

Hoy es el día UNO.

Van llegando uno a uno. Sí, UNO a UNO. Entran al aula, su nueva aula. Maestra nueva, algunas caras nuevas, muchas complicidades reencontrándos. Hay una energía muy peculiar el primer día de clases. Se esperan noticias, movimientos, momentos. ¡Que pasen cosas, pues! Es natural, a todos nos gusta que pasen cosas.

Hay ruidos, tropiezos, urgencias renovadas, desórdenes propios del día UNO. Hay vida en la escuela. Hay padres, abuelos, hermanos y maestros mezclándose con los alumnos, nuevos e históricos. Hay mezcla. ¡Y es bueno que haya mezclas! Cada UNO mira desde su lugar; el tímido desde su ansiedad por vencer el primer diálogo (aunque sea con compañeros conocidos); el travieso ya busca por dónde; el inquieto está en su salsa; el convergente no lee aún las señales para su aplicación… Y así.

¡Qué lindo día es el día UNO en la escuela! El Director está ahí, como todos; es UNO más. Mis papás están ahí, conmigo, como si yo fuera el más importante. Mi escuela es el centro de todo, hoy. Hay olor a pintura nueva, veo por ahí algunas cosas nuevas, el muro está blanco y las aulas, en orden. La bandera está más limpia que nunca. Las maestras sonríen, toditas. Hoy UNO es el centro de la atención. ¡Y es lindo sentirse así!

El riesgo, o el problema, es que todo eso pasa. Y se aplaca y se vuelve rutina. Y al UNO le siguen el dos, el tres… y al treinta ya ni te cuento. ¿Cómo hacer para que todos los días sean el UNO? ¿Cómo hacer para empezar varias veces y tener tantas ganas como el día UNO?

El desafío está ahí y es nuestro. El día UNO es nuestra fiesta, pero desde el día dos en adelante, lo nuestro es el desafío y la responsabilidad. Y estamos para asumirla, completa. Responsabilidad de hacer las cosas bien, por supuesto, pero también responsabilidad de que UNO no deje de ser UNO y se convierta en simple montón. Que la fiesta del UNO dure doscientos.

UNO la asume. Pero hay que recordarlo: de ahora en más, UNO somos TODOS.