La emisión de este sábado de Educación XXI, la número 104 desde que se transmitió por primera vez el 6 de noviembre de 2011, celebró dos años de estar al aire ofreciendo al auditorio un panorama diverso de la educación en México y otras partes del mundo, con la opinión de reconocidos especialistas en cada uno de ellos.
Con Leonardo Kourchenko en la conducción, el programa contó con la presencia del asesor educativo Pedro Landaverde y Sisi Cancino aportó una cápsula con una reflexión sobre el rumbo de la educación. Por vía telefónica, Patricia Zorrilla y Pablo Doberti compartieron sus puntos de vista sobre la necesidad de transformar la educación.
Junto con Pedro, Leonardo recordó algunos de los temas y personajes que a lo largo de estos dos años estuvieron ante los micrófonos y, como antecedente para enmarcar lo que calificó como ¨fracaso homogéneo” citó algunos datos de la prueba PISA, donde las mediciones colocan a Corea del Sur en primer lugar en lectura, a Singapur en matemáticas y a Finlandia en ciencias. México, ocupa el lugar 44 en el primer caso y el 46 en los otros dos, lejos de la media de los países evaluados. En el promedio, en Latinoamérica, Chile está por arriba de México y después vienen Colombia, Brasil, Argentina y Perú. China, aunque no figura a la cabeza en ninguna de las tres categorías, sí es el primero cuando se promedian.
Sissi Cancino resumió en la siguiente cápsula hacia dónde se dirige –o debería hacerlo– la educación en la actualidad:
La sociedad ha cambiado a velocidades insospechadas. Han cambiado los roles laborales, los perfiles profesionales, los códigos de comunicación, la participación ciudadana, activa, crítica, demandante. El crecimiento de las clases medias en los países democráticos o semidemocráticos, la tecnología que invade nuestras vidas para establecer nuevas formas de relacionarnos, de participar, de cuestionar, de trabajar y de aprender. El siglo XXI marca enérgicas tendencias de transformación constante: cambia la geografía, cambia el clima, cambia el comercio y el turismo; pareciera que la constante es el cambio continuo. Estos cambios han provocado que la escuela, una institución casi inamovible, quasi-estática, que ha permanecido intacta o con minúsculas variaciones a lo largo de los dos últimos siglos, enfrente un profundo proceso de transformación, o tal vez, de crisis. La escuela tradicional no responde ya a las exigencias de una sociedad en proceso de cambio. La escuela no produce los perfiles de egresados que la nueva sociedad del siglo XXI ; una sociedad globalizada, competitiva, interconectada y multicultural Tal vez sea por todo esto que la educación ha iniciado un proceso total de transformación; la educación se revoluciona en el mundo pasa de ser un sistema estable de reproducción de parámetros sociales, de mantenimiento del statu quo, a una feria de innovaciones donde se implementan modelos, teorías e instrumentos tecnológicos, aportaciones de la sociedad civil y mucho más.
La sociedad demanda perfiles cambiantes, flexibles, adaptables; exige egresados con capacidades y habilidades que no desarrollamos en el pasado, como aprendizaje permanente investigación y validación de fuentes, selección y creación de contenidos, autoempleo y autoproducción de recursos. La UNESCO llama a esto aprender a aprender, como una de las habilidades intrínsecas a los profesionales del siglo XXI. Todo se modifica tan rápido que las nuevas generaciones tendrán que vivir en el aprendizaje continuo y la generación de sus propios contenidos y respuestas, adaptaciones a cada realidad en tránsito. Tal vez sea por todo esto que grandes corporativos, capitales, inversionistas en el mundo han puesto atención al terreno educativo en la última década. Por hablar sólo de México, no existe prácticamente ningún gran capital o fondo de inversión que no haya incursionado en la educación a diferentes niveles, y lo siguen haciendo. Según pronósticos de la ONU y de la OCDE serán la salud y la educación dos de las principales líneas de inversión y negocio del siglo XXI, junto con la tecnología y el cuidado del medio ambiente. La educación será el eje de convivencia e interacción social, será la célula de la globalización, de la colectividad, del emprendedurismo, como semilla obligada del autoempleo. La educación será la herramienta primaria, esencial, indispensable para el desarrollo de habilidades y competencias, para la socialización y para la formación de personas con valores, íntegras y felices. Hacia allá se dirige la educación del siglo XXI.
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En comentario a lo anterior, Leonardo señaló que este nuevo rol de la escuela debe romper con tendencias y hábitos tradicionales. Subrayó también la falta de conexión que había y sigue habiendo en la institución educativa entre los contenidos dentro de la escuela y la realidad de la vida contemporánea.
Al teléfono, Patricia Zorrilla, educadora y Directora Académica de UNO Internacional México respondió a la pregunta de Leonardo de por qué se requiere una educación diferente diciendo que hoy el mundo demanda y requiere de un ciudadano con competencias y habilidades diferentes. Consideró que aunque hay consciencia por parte de las escuelas de esta necesidad, aún falta camino por recorrer. Se refirió a los tiempos difíciles que se viven y a la necesidad de actuar para generar un futuro propicio para los jóvenes.
A solicitud de Pedro, Paty comentó el programa Emprende-Aprende que desde hace diez años se aplica en su escuela que consiste en la adecuación de un modelo de negocio que los alumnos empiezan a aplicar desde 1º de primaria con el fin de que los conceptos que aprenden en sus materias se vuelque en un área de la vida productiva del niño. A partir de 22 talleres semanales se les presentan temas y tareas en equipo para ir consolidando una microempresa bajo la guía de padres a los que también se capacita. El proyecto culmina con una feria donde los niños exhiben y comercializan sus productos, pero además explican el proceso que vivieron. El reto que también involucra a los docentes es diferente cada año porque los participantes cambian de equipo.
Pedro aplaudió la iniciativa y comentó que es un proyecto que integra desde las materias hasta las personas y las vivencias. Leonardo complementó apuntando que se trata de la escuela conectada a la vida.
Desde Sao Paulo, Brasil, el director de UNO Internacional, Pablo Doberti se refirió a la escuela del siglo XXI como a una institución que tiene que revisar muchas de las estructuras de los dos últimos siglos. Se pronunció por sustituir el aula expositiva por una situación donde haya intercambio, discusión, negociación, proposición, crítica; en suma: desmonopolización del conocimiento. El intercambio –dijo– es el núcleo del conocimiento.
Leonardo preguntó si observaba en Latinoamérica un despertar hacia la transformación y Pablo respondió que casi ninguno, aunque hay un incipiente núcleo de angustia que genera algún tipo de auto-reflexión. “Lo que veo –mencionó– es una crisis muy profunda que no se manifiesta y que como no se está gestionando de la manera ordenada, va a tener la forma de la explosión… va a dejar fundamentalmente a muchos maestros fuera de juego si la institución no procesa bien su propia transformación”.
Por su parte, Pedro le interrogó sobre la contribución de UNOi al cambio y Doberti destacó: “…una cosa logró [UNO] que es instalar en las escuelas un debate sobre qué quiere decir educar y qué quiere decir una escuela… Ahí somos muy eficientes; UNO entra a una escuela y ya la escuela no deja de pensarse a sí misma de una manera distinta a como lo hacía antes de UNO. Lo digital, el bilingüismo, las habilidades emocionales impactan ese debate”.
El programa concluyó con Leonardo nombrando y agradeciendo a todos los que en estos dos años han contribuido a la realización del programa, tanto en la generación de contenidos como en la producción.
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