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¿Hacia dónde va la educación?

El mundo actual experimenta cambios que hace años resultaban impensables para la mayoría. Uno de los más importantes se está gestando en la educación. A diferencia de nuestros abuelos y nuestros padres, nosotros vivimos un cambio paulatino en el terreno de la educación desde la década de los setenta y que se inició en Europa. […]

Autor: UNOi

Fecha: 5 de septiembre de 2011

El mundo actual experimenta cambios que hace años resultaban impensables para la mayoría. Uno de los más importantes se está gestando en la educación. A diferencia de nuestros abuelos y nuestros padres, nosotros vivimos un cambio paulatino en el terreno de la educación desde la década de los setenta y que se inició en Europa. Como parte de la inercia que vivía el mundo en esos años, académicos de todo el mundo comenzaron a lanzar fuertes críticas hacia el modelo educativo imperante hasta ese entonces. El llamado “Conductismo”, modelo que reducía al alumno a un papel pasivo, ha sido desplazado poco a poco por un modelo acorde a los cambios que la sociedad misma impone.

 Lo que actualmente busca la educación es lograr que los alumnos sean capaces de llegar al conocimiento de una forma activa. La indagación, la investigación y el desarrollo de habilidades están siendo los objetivos de la educación en la mayoría de los países.

 Acorde a estos cambios, el desarrollo de la tecnología juega un papel fundamental. La integración de herramientas digitales en las escuelas, permiten que los alumnos desarrollen mejor su capacidad de “construir” el conocimiento. Precisamente, el “Constructivismo” es un modelo educativo implementado para lograr que los alumnos se vuelvan participativos y que sean ellos mismos, junto con el maestro como guía, quienes encuentren soluciones a los problemas que se les presentan.

 En el mundo encontramos cifras sobre los cambios que, en materia de educación, se llevan a cabo y  que reflejan la importancia de esta actividad para el progreso.

En primer lugar, nos hemos dado a la tarea de buscar números que nos sitúen y contextualicen en materia de educación a nivel mundial.

 Así pues, encontramos que México ocupa el lugar número 48 de 65 en la evaluación de conocimiento de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y en el tercer lugar de América Latina, sólo por debajo de Chile y Uruguay, según el informe PISA del 2009. 1

 El problema del analfabetismo se ha reducido de manera importante a partir de 1970 pasando de un 25.8%  de analfabetismo en ese año a sólo un 4.5% en el 2005, lo que coloca al país muy cerca de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en la ONU. 1

 Si bien es cierto que estos números resultarían alentadores, es preciso observar que estos números se inscriben en un modelo educativo que se ha quedado retrasado con respecto a países que, a la par con la educación, han elevado de manera importante su nivel económico y, por consiguiente, el progreso y bienestar para sus ciudadanos.

 La calidad de la educación permanece muy atrasada en México mientras que en países como Corea del Sur, Finlandia, China, India y Brasil se ha dado prioridad a reformar el sistema educativo para consolidar una educación que genere personas capaces de enfrentar los retos que el mundo moderno nos impone.

 De acuerdo con la misma OCDE, estos países han reformado el sistema educativo en aras de preparar a sus alumnos para enfrentar retos ligados al desarrollo económico y tecnológico, sus gobiernos. De acuerdo con estudios realizados por este organismo,  han colocado a la educación como una prioridad y destinan mayores recursos para mejorarla.

 Tan sólo por mencionar un dato, mientras en México se gastaron en el 2006 un promedio de mil 650 dólares por alumno de primaria, en promedio, los países miembros de la OCDE gastaron 5 mil 450 dólares por alumno. 2

 Sumado a lo anterior, es preciso señalar que la importancia de destinar recursos a la educación no radica en la cantidad, sino en la forma en que estos recursos se administran. Al menos, así lo señalaron académicos y funcionarios mexicanos, invitados a un seminario organizado por la Escuela de Graduados en Educación de la universidad de Harvard en 2004.  En este seminario se planteó el siguiente problema: “en las últimas dos décadas, el gasto educativo en México -público y privado- ha aumentado de manera importante y consistente; sin embargo, este incremento no ha tenido un impacto directamente proporcional en la calidad de la educación, en el ingreso per cápita, en la productividad laboral o en las evaluaciones internacionales, entre otros indicadores”. 3

 Esto nos lleva, por obligación, a mirar lo que se hace en materia de educación en aquellos países que, en el mismo lapso de tiempo, han invertido sus estadísticas y han mejorado considerablemente sus niveles de educación, laborales y económicos.

 Adicionalmente a las reformas y políticas públicas que se aplican en el mundo para mejorar la educación, los avances tecnológicos se han ido integrando cada vez con mayor frecuencia en las aulas.

 En diversos países se han implementado programas que buscan modernizar la infraestructura orientándola, principalmente, a dotar a las escuelas de elementos que tienen que ver con la computación y la era digital.

 En Uruguay, por ejemplo,  durante el año del 2009, se logró un importante avance en la era tecnológica al servicio de la educación: en ese año, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en dotar a cada alumno de primaria de una computadora. 4

 Sin embargo, es en Corea del Sur donde desde la década de los 90, se han dado pequeños pasos pero constantes que, sumados, han hecho posible que dicho país logre un avance realmente significativo, pasando de ser una de las economías más atrasadas en el mundo, a ser una de las más importantes a nivel global con un sistema educativo de los más eficientes.

 Este avance fue posible gracias a la implementación de políticas públicas encaminadas a reformar el sistema educativo. A grandes rasgos aquí presentamos estas reformas:

La primera modificó el alto nivel de regulación del sistema educativo; es decir, se buscó motivar a los profesores por medio de capacitación y la integración de las familias en actividades extra-programáticas. La segunda medida promovió que los alumnos aprendieran de acuerdo a sus aptitudes, talentos y habilidades. Se les ofreció una mayor diversificación del aprendizaje y la enseñanza reduciendo cargas de aprendizaje innecesario y, por último, la tercera medida –quizá la más importante- fue “la integración de las tecnologías de la información al sistema educacional, que abarcó desde la introducción de un sistema de reconocimiento de competencia TIC al interior de las escuelas, hasta la inversión en infraestructura TIC en las escuelas primarias y secundarias, pasando por el desarrollo de un sistema de administración de la información escolar, llamado SMIS y la entrega de mayores oportunidades de capacitación en TIC para los profesores”. 5

 Por todo lo anterior resulta imprescindible reflexionar sobre el rumbo que lleva la educación en nuestro país y mirar hacia otros lugares en donde, el cambio educativo, se ha convertido en la prioridad de los gobiernos para aspirar a mejorar no sólo la economía, sino la vida en general de los ciudadanos.

 Referencias:

(1)  http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9xico

(2)  http://www.oecd.org/searchResult/0,3400,es_36288966_36288128_1_1_1_1_1,00.html

(3)  http://www.observatorio.org/colaboraciones/granados.html

(4)  http://archivo.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=547880

(5)  http://www.educarchile.cl/Portal.Base/Web/VerContenido.aspx?ID=206142