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¿No dormiste bien?

Se estima una tercera parte de nuestra vida la pasamos dormidos. ¡Y eso es bueno! Sencillamente porque el cuerpo así lo requiere para su adecuado funcionamiento. De hecho, no dormir lo necesario o no dormir bien, puede tener serias implicaciones en nuestra salud, pero además en nuestro desempeño –tanto académico como laboral- y por si […]

Autor: UNOi

Fecha: 12 de septiembre de 2016

Se estima una tercera parte de nuestra vida la pasamos dormidos. ¡Y eso es bueno! Sencillamente porque el cuerpo así lo requiere para su adecuado funcionamiento. De hecho, no dormir lo necesario o no dormir bien, puede tener serias implicaciones en nuestra salud, pero además en nuestro desempeño –tanto académico como laboral- y por si fuera poco,  dormir bien es fundamental en la etapa de crecimiento de los niños.

Vamos a ver, qué dicen los números. Encuestas realizadas en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, revelaron que los infantes en México duermen hasta tres horas menos en promedio de lo que deberían. (1) Otro estudio, realizado con estudiantes de preparatoria de sexo femenino, concluyó que los trastornos del sueño como apnea e hipersomnia, incidían tanto en el desempeño académico como en el Índice de Masa Corporal en rangos de sobrepeso y obesidad. (2)

No es de extrañarse que la falta de sueño propicie bajo rendimiento escolar y problemas de salud. Resulta que mientras dormimos, cosas importantísimas ocurren en nuestro organismo.

Un artículo sobre neurobiología del sueño (3), publicado por la revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que “… diversos y muy importantes procesos fisiológicos, están estrechamente relacionados o incluso están determinados por el sueño o la periodicidad del mismo… 1) restablecimiento o conservación de la energía, 2) eliminación de radicales libres acumulados durante el día, 3) regulación y restauración de la actividad eléctrica cortical, 4) regulación térmica, 5) regulación metabólica y endocrina, 5) homeostasis sináptica, 7) activación inmunológica, 8) consolidación de la memoria…”.

Una buena parte de lo anterior es lo que la Dra. Georgina Montemayor –divulgadora de la ciencia por la Universidad de Oviedo, en España y anatomista en la facultad de medicina de la UNAM–, califica como sueño reparador. En su opinión, “La primera función es reparar. Al dormir por la noche se libera la hormona del crecimiento que además tiene la función de reparar con beneficios para las células, la piel, el corazón, los músculos”.

“Dormir no es una decisión –señala la Dra. Monetamayor–, podemos decidir no comer o no tomar agua, pero no podemos elegir no dormir… por eso es que suceden los accidentes automovilísticos”.

En cuanto a la actividad cerebral, explica que, en términos generales, el sueño transcurre en cuatro etapas: ligero, somnoliento, profundo y de movimiento ocular rápido. Es en esta última etapa en la que consolidamos lo que aprendimos durante el día.

¿Cuánto, entonces, debemos dormir? De acuerdo con la Dra. Montemayor, los recién nacidos necesitan de 14 a 17 horas; entre cuatro y cinco meses, de 12 a 14 horas.  Durante la primera infancia deben dormir de 10 a 12 horas. Los adolescentes –que se acuestan más tarde–, deberían dormir entre 9 y  10 horas; mientras que para los adultos el promedio razonable es de 8 o 9, aunque los mayores de 65 suelen dormir menos y con un sueño fraccionado.

El Doctor Reyes Haro Valencia, Director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que los trstornos del sueño son un problema de salud a nivel nacional, ya que uno de cada tres mexicanos los padece (4).

¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos duerman mejor? Los especialistas proponen: No tomar siestas de más de una hora durante el día; acostumbrar a nuestro organismo a dormir y a despertar a una misma hora, evitar actividades sensorialmente estimulantes (videojuegos, internet, televisión) antes de acostarse; evitar ir a la cama si está ansioso, preocupado o enojado; no usar la cama para trabajar, leer o estudiar, ni realizar estas actividades minutos antes de acostarse; dormir en una  habitación con baja iluminación y poco ruido ambiental; y, evitar pensar en las actividades del día que termina o planear las del siguiente. (3)

Muchas veces –como padres de familia- le restamos importancia a la hora de acostar a nuestros hijos y permitimos que por razones de poca importancia no se respete la hora de ir a dormir. Esto se incrementa conforme los niños crecen, pero no podemos perder de vista que la falta de sueño les puede traer más consecuencias no sólo académicas, sino en su desempeño deportivo y físico. Así que la próxima vez que nos pidan 5 minutos más… cada quién sabrá qué hacer.

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(1) Trastornos de sueño, un problema importante en México

(2) Relación entre trastornos del sueño, rendimiento académico y obesidad en estudiantes de preparatoria

(3) Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario

(4) Unos 37 millones de mexicanos sufren trastorno del sueño