Por: Sissi Cancino
Quiero comenzar por decir que sí, que evaluar es fundamental para saber donde estamos parados. Así como evaluamos nuestra salud para encontrar nuestras debilidades y tomar medidas para no enfermar, debemos evaluar los procesos de aprendizaje de los alumnos para aprovechar sus fortalezas y brindarles las mejores herramientas para su presente y futuro.
Esto no quiere decir que debemos vivir sometidos ante el terror que supone imaginar un número bajo en la boleta.
En UNO Internacional comprendimos hace años que la educación ha cambiado y emprendimos un camino para remediarlo. Parte de la riqueza de UNOi es que realiza evaluaciones diagnósticas y potenciales de aprendizaje.
Y si la educación ha cambiado la manera de evaluar también debe de cambiar, igual que nuestras percepciones sobre lo que significa un numero.
1. La magia de aprender está en el proceso mismo y cada vez menos en el numerito. Aunque venimos de una tradición educativa donde la calificación lo es todo, poco a poco hemos comenzando a entender que el aprendizaje no radica únicamente en lo que dice la boleta. ¿Por qué? Si bien la calificación de un examen puede reflejar un conocimiento, éste puede ser temporal (si el alumno se lo aprendió para el examen) y no garantiza que lo pueda poner en practica en un futuro cercano o lejano.
2. La educación no mejora a base de exámenes que ponen a prueba la memoria de los estudiantes. Esos exámenes memorísticos –hoy en día- son obsoletos.
Cada dos años lo comprobamos. En México el sistema educativo tradicional encamina a los alumnos a que sigan aprendiendo de manera memorística. Por ello es que nuestro país sale en el último de los lugares de pruebas como PISA en la que se demuestra que los alumnos de 15 años que son evaluados no son capaces de demostrar qué tanto pueden hacer con lo que saben.
3.- La clave del aprendizaje es que sea significativo, que confluya con las emociones, que los niños conecten que logren inspirarse para poner en practica lo que aprenden.
En pleno siglo XXI los sistemas abandonan gradualmente la evaluación exclusiva del conocimiento para ir a una evaluación diagnostica integral. Es decir, emocional, resolutiva, de indagación, experimentación y puesta en práctica de evidencias.
4.- La inteligencia, la capacidad y el valor de un estudiante no se puede medir su habilidad para aprobar exámenes. Padres y escuelas debemos trabajar codo a codo para reforzar las iniciativas que le dan rumbo al cambio educativo. Los colegios no pueden seguir preparando a sus alumnos para pasar exámenes, sino para resolver problemas y para desenvolverse en la vida. Sólo así -un estudiante- podrá poner a prueba sus competencias, sus habilidades y entonces lograr un mejor desempeño en la vida.
Un mensaje para papás y mamás: si a su hijo le gusta ir a la escuela, observas que resuelve problemas, que puede hacer las tareas y te cuenta lo que aprende en clase, son todas señales de que sus maestros están haciendo su trabajo. Y él también.