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Tecnología y nuevo lenguaje en educación

En su exposición, durante el Cónclave UNOi, el director de Uno Internacional en México,  Fernando Revilla, relató -para ejemplificar cómo la tecnología impulsa los cambios-, la historia de dos industrias que en su momento fueron muy exitosas para después declinar hasta su extinción. La primera fue la del comercio del hielo, iniciada en 1806 por […]

Autor: UNOi

Fecha: 27 de abril de 2015

Cónclave FRevilla 0

En su exposición, durante el Cónclave UNOi, el director de Uno Internacional en México,  Fernando Revilla, relató -para ejemplificar cómo la tecnología impulsa los cambios-, la historia de dos industrias que en su momento fueron muy exitosas para después declinar hasta su extinción.

La primera fue la del comercio del hielo, iniciada en 1806 por Frederick Tudor en Nueva Inglaterra. El hielo se “cosechaba” en forma natural en bloques, se almacenaba y se distribuía a gran escala. Las exportaciones al otro lado del mar alcanzaron impresionantes volúmenes y, sobra decirlo, hicieron millonario a Tudor. Sin embargo, la industria declinó ante la aparición de sistemas de enfriamiento y refrigeración y plantas productoras de hielo, hasta desaparecer por completo a principios del siglo XX.

El segundo caso fue el de Eastman-Kodak, que dominó el mundo de la fotografía durante prácticamente un siglo y tuvo quizás, la segunda cámara digital en 1975, pero no evolucionó. Para 1982, Sony se llevó el éxito con su propia cámara digital revolucionando le industria y Kodak se acogió a la protección de bancarrotas en 2012.

Entre otros ejemplos de desplazamientos, mencionó: periódicos-internet; Enciclopedia Británica-Wikipedia; librerías-Amazon; Blockbuster.Netflix; disqueras-iTunes; taxis-Uber y más.

En referencia a la era del cambio exponencial en que nos encontramos, Revilla se refirió al número de transistores que hoy tiene un iPhone: 2 mil millones, comparado con el primer chip de Intel que tenía 29 mil en 1978. ¿Qué va a pasar en 10 años?, preguntó.

Afirmó que si algo le quedaba claro era que el ser expertos en un tema, tener la información o contactos o tener patentes no garantiza la supervivencia. En la educación hay que actuar; tenemos que sumarnos.

Sobre lo que está pasando en tecnología en el terreno de la educación, Revillla mencionó por supesto Internet, la gamificación y los juegos de video. De éstos últimos, dijo que desde su punto de vista no hay mejor forma de contar una historia en el lenguaje de los chicos que juegos de video: los atrapa. ¿Qué podemos hacer para que los temas que nos interesan los atrapen?

Iniciativas como Big data, Learning analytics y Adaptative learning nos están dando una gran cantidad de información sobre los chicos que están en nuestras escuelas, ¿cómo la podemos aprovechar? ¿Cómo podemos personalizar la instrucción para que cada chico aprenda mejor? Precisó que esto no excluye a lo demás, pero es otro elemento a tomar en cuenta.

Otros emprendimientos a considerar son: Flipped classrooms, Blended learning y Massive Online Open Courses (MOOC’s), que dan un entorno virtual a los chicos para que puedan aprender e interactuar en cualquier parte. También están los Self Organized Learning Environment derivados del experimento del “Agujero en la pared” de Sugata Mitra, orientados al autoaprendizaje y la colaboración.

La impresión 3D, la robótica y  programación dejaron de ser ciencia ficción y en breve, el Internet de las cosas va conectar todo con todo. ¿Qué va a pasar? Toda la información de estos proyectos está al alcance de una búsqueda en Google.

El cambio del aula ha sido lineal, mientras que al mundo cambia en forma exponencial. Quirófanos, medios de transporte, energía, y comunicaciones han avanzado. Y ¿la escuela? Nos hemos quedado en el tiempo, parece ser.

Para terminar, Revilla preguntó: ¿Cómo será la pedagogía en 10 años?, ¿las escuelas , las clases, los profesores? ¿Quién los habrá diseñado?, ¿quién los estará operando? ¿nosotros? La historia dice que no. ¿Qué dicen ustedes?, concluyó.

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